Con esa exactitud tan característica de la ciencia, lo que no flota, se hunde sin remedio; lo que no vuela, cae al suelo.
La energía, pura o no, nunca se destruye, pero sí se transforma.
Y mucho.
Y se convierte en otra cosa.
Y aunque la recta tiene una dirección, no olvidemos que también posee dos sentidos. De ida, y de vuelta.
Todo lo que sube, baja; lo que entra, sale.
Y lo infinito sólo está en el cielo.
Sólo.
Por inercia, todo se mueve o reposa.
Y la inercia, créeme, es lo peor.
Vamos, para que me entiendas, que he dejado de quererte.
De corazón y científicamente.
"La explicación" Miguel Ángel Flores Martínez
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