A ti lector. Mi ego te da la bienvenida.

Comenzar a escribir un Blog. 

Ésa era mi finalidad.

No sabía de qué iba a hablar y mucho menos a que público iba a ser dirigido. 

No sabía que contenido quería que tuviera. Mi iniciativa solo terminaba al saber lo que yo quería: escribir.

No quiero hablar de mi. Ni de alguien más. Ni de algo en particular. Ni de todo un poco.

Quería escribir porque si.

Revisé algunos blogs, busqué, leí. A ninguno me quería parecer.

Qué difícil es ser original en un mar de originales.

Decido entonces escribir de lo que me atañe. De lo que sé y lo que no. De lo que imagino. De lo que tengo. De lo que me sorprende. De lo que siempre le he querido contar a ésa gente que no me ha querido escuchar.

Y aquí estoy, escribiendo de la dificultad de escribir.

Hoy inició mi blog, y él no está confundido como yo.

Tú, lector, eres bienvenido. Pero debo advertir que si crees que aquí vas a encontrar información especializada o el abordaje de un sólo tema... por favor te vayas. Cierra la puerta. Y no vuelvas más.

Porque en algo no me confundo.

Éste blog es infinito.

Éste blog son mis ideas.

Éste blog (simple y sencillamente) lo escribo (solo) para mi.