Hace algo de tiempo descubrí que no tenía tiempo para disfrutar las cosas. Tan redundante como cierto.
Y es que con mi nuevo trabajo, apenas tenía tiempo para respirar. Bueno, la verdad estoy exagerando, pero es cierto que en situaciones como la que estaba viviendo, sola mi vida se fue priorizando y entonces, parecía que solo tenía tiempo para las cosas importantes.
Casualmente, todo el tiempo que en ese trabajo estuve se caracteriza por no tener fotografías de las salidas con mis amigos y familia.
Recuerdo que me proponía no olvidar hacer registros fotográficos de nuestras salidas, para después presumirlas en facebook, o twitter, o instagram, o lo que sea...
Porque aparentemente resulta mas placentero "compartir" nuestra vida en las redes sociales, que vivirla.
Más placentero presumir la canción que escuchas que realmente escucharla.
Más placentero dar "Check in" en Foursquare en mil lugares, que disfrutar del lugar en el que estés.
Más placentero tener algo que decir en Twitter...
Más placentero tener la foto del concierto, que la música en si.
Y así, como les decía, no tengo fotos de mis últimas salidas, y lo lamento.
Pero al final no lo lamento tanto, porque seguramente olvidé tomarlas para disfrutar algo mejor. Vivir.
Lo bueno es que entendí la lección, o el punto, o la enseñanza... Lo malo es que ya renuncié a mi trabajo. Y nuevamente tengo tiempo, tiempo para escribir en el blog acerca de la importancia de vivir, más que de escribir.
