Por favor, por su seguridad, evite el contacto con mis ojos.

martes, 6 de septiembre de 2011

Él era más inteligente que yo...

Clásico que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. 
Hace apenas un par de semanas, accidentalmente olvidé mi "Teléfono-Celular-Inteligente" en el transporte público. Me di cuenta hasta una hora después de haberlo dejado ahí, y para ése momento al tratar de comunicarme al celular, el teléfono ya estaba apagado. Lo obvio, era además evidente, quien lo tomó no tenía la menor intención de encontrarme y regresarlo.
Cumplía ya año y medio conmigo, año y medio de agenda, de contactos nuevos (que jamás respaldé), año y medio de fotografías, videos... lo obvio pues, perdiendo mi celular, perdí año y medio de información.
Pero además, sólo al haberlo perdido, me di cuenta de que la "inteligencia" de mi teléfono me había convertido en un ser totalmente dependiente de él.

Ya no recordaba las contraseñas de mis redes sociales o PIN´s bancarios, él lo hacía por mi. Yo no llevaba mi registro fértil, él lo hacía por mi. Yo no recordaba los cumpleaños de mis amigos y familiares, aniversarios; yo no reconocía las canciones nuevas; y no tenía que recordar las claves de acceso a internet de los diferentes puntos desde los que me conecto; guardar fotografías, videos, momentos; alumbrar las penumbras; medir distancias; contarme los pasos; descontar calorías; medir el porcentaje de libros que leía; ordenar mis mensajes; orientarme con la brújula; recordar dónde había yo estado; contestar mis llamadas;  y un friego de cosas útiles (y otras tantas inútiles) que yo no hacía, que él hacía por mi.


Hoy a dos semanas de no tenerlo, confieso que han sido dolorosas (vaya usted a creer!!); que iniciar a re-copilar tantos datos, y ahora salvaguardarlos en mi mente no sólo ha sido agotador y estresante, sino además me ha hecho volverme a acercar a mis amigos y a ejercitar ésta (mi) memoria.

Donde quiera que esté mi ex-celular, le mando un saludo... y una mentada (por qué no?) por no haberse agarrado bien fuerte de mi bolsillo. Donde quiera que esté, ojalá se sienta orgulloso de saber que ya casi lo alcanzo a recordar todo... donde quiera que esté le digo que yo me siento orgullosa de él, pues el tiempo que estuvo conmigo hizo muy bien su trabajo, me hizo bien torpezota!!!
... lo bueno... es que seguro ahora se está manchando con otro!!

1 comentario:

  1. Y así es, nos vuelve muy dependientes la tecnología, pero hijole, es que es bien difícil decirle que no, con lo mona de las presentaciones y todo eso. Solo espero que no acabemos como los gorditos de wall-e, aunque al paso que avanza esto, para allá vamos.

    ResponderEliminar